Obtener el equilibrio entre belleza y salud puede
ser complicado. Muchas veces dejamos de comer para lucir más delgadas, lo cual
desemboca en trastornos alimenticios. En otras
ocasiones, por el estrés y las preocupaciones, no dormimos lo suficiente, o
bien, dejamos de hacer actividades que redundan en un mayor
bienestar, como ir al gimnasio, leer o ir a tomar un café con las
amigas.
La piel es un reflejo de cómo estás a nivel físico y
espiritual. Lo que se propone es un cuidado de adentro, es decir, tener una
buena alimentación, hacia fuera. Esto es procurar la salud de la piel a
nivel tópico a través de un cuidado apropiado.
El manejo del Ser también
forma parte nuestra vida diaria. “Hay que aprender a manejar el estrés y a
mantener una conexión con tu ‘yo interno’ y los que te rodean.
1. Pensar en los faciales como una necesidad, no un
lujo.
Piel visiblemente revitalizada, mente relajada y una mejor apariencia del
rostro son los beneficios que recibimos al consentirnos con un buen facial. Al
hacérnoslo estamos proporcionándole a nuestro cutis nutrientes que dan como
resultado un look radiante.
2. Dormir. Es la mejor manera de revertir los daños causados
por los radicales libres, que dan como resultado la oxigenación celular. Además
de recargar energía y reparar los músculos, mientras dormimos se reparan y
crean nuevos tejidos y células. Por ello, cuando el sueño se reduce en calidad o cantidad, el cutis
lo resiente.
3. ‘No al estrés. Participar en alguna actividad que nos
apasione reduce el estrés, promueve una imagen personal positiva y nos ayuda a
conectarnos con gente con los mismos intereses. Hacernos tiempo para disfrutar
de lo que nos gusta hacer también reduce la sensación de soledad y aislamiento,
tan común hoy en día.
4. Hacer ejercicio. Si no lo haces, ¡no esperes más! Ve qué ejercicio disfrutas hacer y asegúrate de que
combine bien con tu estilo de vida (para que seas constante). Ejercitarnos
regularmente nutre la piel con oxígeno, mientras que sudar nos ayuda a eliminar
toxinas.
5. Dejar el trabajo en la oficina. Evitemos llevarlo a casa. Es importante
darnos el tiempo para estar con la familia, los amigos, la mascota ¡o cualquier
actividad que nos guste hacer! Entre mayor sea nuestra calidad de vida, mejor
será nuestra salud mental, física y emocional, y nuestra piel lo reflejará.
6. ‘Eres lo que comes’. La comida es la gasolina tanto del cuerpo
como de la mente. Así que cuando comemos mal, se nota. Lo mejor es incluir en
nuestra dieta alimentos ricos en antioxidantes, como las granadas, que ayudan a
combatir el daño causado por los radicales libres.
7. Limpiar, cuidar e hidratar la piel en la mañana
y en la noche.
Nuestro rostro también necesita su baño diario y al igual que los dientes, hay
que hacerlo mínimo dos veces al día –en la mañana y en la noche– para liberar a la piel y los poros de cualquier tipo de
contaminación a la que hayamos sido expuestos, ya sea despiertos o dormidos.
8. Tomar suplementos alimenticios. Hay que incluir en nuestra dieta los suplementos
necesarios para garantizar que nuestro organismo reciba los nutrientes suficientes para funcionar y poder
tener una piel radiante.
9. Usar protector solar todos los días. Para evitar los daños, es super importante que
utilicemos diariamente un protector solar contra los
rayos UVA y UVB. Hacerlo hará que nuestro cutis luzca más saludable
con el paso del tiempo.
10. Nutrir la piel. Aplicarnos una mascarilla rica en
antioxidantes de una a tres veces por semana nos ayudará a combatir
los radicales libres a los que estemos expuestos, además de que es una manera
excelente de mantener la salud de nuestra piel entre facial y facial, y le dará
un boost a nuestra rutina de belleza.
Fuente: Glamour.mx
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